El RITALIN es un medicamento que tiene como principio activo el Clorhidrato de Metilfenidato, un estimulante del sistema nervioso central, indicado para el tratamiento de déficit de atención e hiperactividad, también llamado de TDAH, y de la narcolepsia.
Este medicamento es un tipo de anfetamina que actúa estimulando las actividades mentales, por lo que se ha vuelto popular entre los adultos que desean estudiar o permanecer despiertos por más tiempo, sin embargo, este uso no es recomendado y estos efectos no son comprobados.
El Ritalin tiene en su composición metilfenidato que es un psicoestimulante. Este medicamento estimula la concentración y disminuye la somnolencia, siendo indicado en el tratamiento para el trastorno de déficit de atención e hiperactividad en niños y adultos.
Asimismo también puede ser indicado para tratar la narcolepsia, un trastorno que se caracteriza por la manifestación de síntomas de somnolencia durante el día, episodios de sueño inapropiados y la pérdida súbita del tono muscular voluntario.
La posología debe ser indicada de acuerdo con las necesidades individuales y la respuesta clínica de cada persona, variando también de acuerdo a la edad. Por lo que la dosis recomendada de Ritalin son las siguientes:
La posología del Ritalin LA, que son las cápsulas de liberación modificada es la siguiente:
Niños con edad igual o superior a 6 años: puede iniciarse con 10 o 20 mg, según el criterio médico, una vez al día por la mañana.
Adultos: para personas que todavía no tienen un tratamiento con metilfenidato, la dosis inicial recomendada de Ritalin LA es de 20 mg una vez al día. Las personas que ya tienen tratamiento con metilfenidato, el tratamiento puede continuarse con la misma dosis diaria.
En adultos no debe excederse la dosis máxima diaria de 80 mg, y en niños, tanto con el Ritalin como con el Ritalin LA, no debe excederse la dosis de 60 mg.
El Ritalin está solo aprobado para el tratamiento de la narcolepsia en adultos. La dosis diaria es de 20 a 30 mg, administrada en 2 a 3 dosis divididas.
Los efectos colaterales más comunes que pueden ser causados por el tratamiento con Ritalina incluyen: nasofaringitis, disminución del apetito, malestar abdominal, náuseas, ardor de estómago, nerviosismo, insomnio, desmayos, dolor de cabeza, somnolencia, mareos, cambios en los latidos del corazón, fiebre, reacciones alérgicas y disminución del apetito que puede resultar en pérdida de peso o retraso en el crecimiento en niños.
El Ritalin está contraindicado en personas con hipersensibilidad al metilfenidato o a cualquier excipiente, personas que sufren de ansiedad, tensión, agitación, hipertiroidismo, trastornos cardiovasculares preexistentes incluyendo hipertensión grave, angina, enfermedad arterial oclusiva, insuficiencia cardíaca, enfermedad cardíaca congénita hemodinámicamente significativa, cardiomiopatías, infarto de miocardio, arritmias que potencialmente amenazan la vida y trastornos causados por disfunción de los canales iónicos.
También no debe utilizarse durante el tratamiento con inhibidores de la monoamino oxidasa, o que por lo menos tenga 2 semanas de haber descontinuado el tratamiento, debido al riesgo de crisis hipertensivas; personas con glaucoma; feocromocitoma; diagnóstico o antecedentes familiares del síndrome de Tourette; embarazadas o en periodo de lactancia.